¿Tatuarme o no tatuarme? El dilema de muchos

Por: Estefanía Ayala

¿Tatuarme o no tatuarme? El dilema de muchos, del cual pocos se atreven a hablar.

Siempre era de las que decía ¿un tatuaje? ¡nunca en la vida! Me parecía de mal gusto, siempre visualizaba el rostro de quienes los tenían a la vuelta de unos años y me causa repulsión, pensaba que solo tendrían vigencia durante la juventud y luego lucirían ridículos, sin contar con mi pensamiento machista de “los tatuajes son cero femeninos”.

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Sin embargo, en el fondo de mi corazón siempre quise hacerme uno, especialmente porque aunque suene cliché tengo a mi abuela en el cielo, la amé tanto que siempre pensé que tener su nombre en el pie derecho sería un lindo homenaje para ella.

Pero todo se quedó en pensamientos, nunca fui lo suficientemente valiente para hacerlo.

Pasaron los años y yo simplemente seguía googleando opciones de tatuajes que se quedaban olvidados en el buscador, veía fotos de mis conocidos, incluso algunos familiares felices con su nuevo “sello personal” algunos con significados trascendentales y otros lo hacían simplemente porque sí, pero considero que es una decisión de la que debemos estar completamente seguros, para mí los tatuajes deben tener un significado importante, es una marca que llevaremos siempre en nuestra piel.

Los tatuajes y su pequeña historia

De hecho, según el portal culturizando.com, en América del Norte los indígenas utilizaban los tatuajes como parte del ritual de paso, cuando una persona pasaba de la pubertad a la adultez se la tatuaba con el fin de proteger su alma, esto explica por qué muchas personas se tatúan hechos importantes en su vida que abren o cierran un ciclo, por ejemplo, ser padres o superar una crisis.

Sin embargo, esta no era la única utilización ritual que se hacía del tatuaje en esta región del mundo, en América Central, las tribus utilizaban los tatuajes a modo de conmemoración de los caídos en batalla y como forma de adoración de los dioses, esto hizo que se popularizaran los tatuajes en homenaje a la vida de un ser querido que ya no está.

Por fortuna, el estigma ha ido desapareciendo, los tatuajes pasaron de ser un asunto de rebeldía, irreverencia, incluso sinónimo de ilegalidad a convertirse en una forma de expresión, en arte, el valor que siempre han debido tener.

Mi desenlace con los tatuajes

Me casé el pasado nueve de marzo, mi esposo y yo decidimos ir de luna de miel a Europa, estando en París hablamos en un café sobre el matrimonio y el hecho de no tener que terminar el idilio de estar recién casados con el viaje de la luna de miel ¿por qué la emoción del matrimonio debería sentirse solo los primeros años? ¿Tatuarme o no tatuarme? El dilema de muchos, con el cual llegamos a la conclusión de que la luna de miel debía ser eterna, entonces me surgió una idea descabellada para un hombre de un estilo tan clásico como el suyo:

– “Amor, ¿qué tal si nos tatuamos esa frase? luna de miel eterna” A lo que él sorpresivamente respondió: -“ ¿por qué no?» me gusta la idea.

Al regresar del viaje lo materializamos con la aguja de Charlie, un tatuador de rece Tattoo Shop en Bogotá, pedimos la cita y se llegó la fecha, no sé cuál de los dos estaba más nervioso, no sólo habíamos unido nuestras vidas para siempre en matrimonio, ahora lo haríamos con un tatuaje, algo que nunca imaginamos. Decidí hacerlo cerca de mi tobillo interno y él debajo de su brazo, a mí no me dolió nada, a él demasiado.

Al final desafiamos ese miedo que tuvimos, hice realidad mi deseo de tatuarme, algo que en el fondo siempre había querido y comprobé que esa frase muy común que dice “el que se hace un tatuaje, siempre quiere más” es cierta, ya tengo cita para mi segundo tatuaje, será mi palabra favorita “fe”. Descubrí que me gustan los tatuajes minimalistas y delicados, que no me atrevería aún a hacerme algo grande o con color, pero bueno, nunca volveré a decir nunca.